Hay fotos que salen a la primera, otras a la segunda, y otras que necesitas diez o doce fotos para poder editar una medio en condiciones.
Os voy a contar la historia de esta foto. Un violinista callejero, junto a un escaparate de moda, en las calles de Florencia.
En la primera instantánea se me cruzó una señora, que se puso a mirar, muy interesada, el escaparate. Por lo tanto, me tapó al violinista, y tuve que esperar a que se retirara.
Por fin decidí hacer la foto, de nuevo. Pero cuando la edité en casa, me fijé que la vista se iba para el culo de la señora del pantalón rojo, y que el objeto de mi foto, el violinista callejero, pasaba desapercibido.
Así, que he tenido que editarla en blanco y negro, "black and guay", como yo lo llamo vulgarmente. Toda fotografía lleva su proceso.
¡Claro, que también podía haberle cambiado el título...!
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